Un día, de repente, recuerdas escuchar a las piedras.
Y decides bajar la escalera que nunca, aunque te empeñes, sabes a dónde te lleva.
Todo se acelera.
Las curvas y las rectas se complementan, el interior y el exterior juegan.
Ya estás en casa, la vida te espera.
Tú eliges: te mezclas con el agua o te quedas.